Fuera de Serie
Esta arquitecta y asesora cultural dirige la residencia de artistas El Núcleo, un proyecto de la Fundación SZ, de la que es patrona. Casada con "Gigi" Sarasola y madre de dos hijos, vive entre Madrid e Ibiza. Practica "bodybarre" y camina todas las mañanas para mantenerse en forma, aunque el deporte que de verdad disfruta es esquiar en St. Moritz. Me empodera sentirme guapa y femenina. No salgo de casa sin maquillar e intento ir siempre arreglada. No entiendo el concepto "ir cómodo". Entre los básicos de mi armario están las gafas de sol de YSL, las zapatillas Golden Goose, las bailarinas de Chanel, un buen jersey de cachemir y bikinis de la marca colombiana Agua Bendita. El último regalo que he hecho han sido unas velas aromáticas de Fundación Aladina. Huelen genial y además son solidarias. El equipo de Aladina hace un trabajo espectacular ayudando a niños con cáncer. Mi última adquisición ha sido una fotografía de la artista performativa Miss Beige. Siento una profunda admiración por todos los artistas, sea más o menos afín a su trabajo. Estoy deseando que llegue mayo para que aterricen en El Núcleo los próximos residentes: el dúo turco mentalKLINIK, cuyo trabajo me apasiona. Mi obra de arte preferida es una escultura, Metal Man, de Laure Prouvost, una de las artistas francesas jóvenes más importantes del panorama contemporáneo. Cada una de las piezas que tengo en casa ha sido adquirida de forma muy reflexiva. Durante el confinamiento hice pequeñas entrevistas a grandes artistas en formato virtual. Me divierte darles visibilidad en mis redes sociales y conocerles de una manera más cercana. También he dedicado tiempo a meditar y a sacarme un curso de maestro de meditación con Deepak Chopra. Mi mayor indulgencia es pasar un fin de semana largo de esquí en St. Moritz, una estación que lo tiene todo: las mejores pistas, gastronomía y oferta cultural. Las noches en el club Drácula son un maravilloso colofón. Si puedo hospedarme en el Badrutts Palace, mejor. Me mantengo en forma practicando power walk cada mañana [caminar cinco kilómetros a un ritmo de 7,5 km/h] mientras escucho música electrónica o charlas TED. Recientemente he comenzado con bodybarre, un entrenamiento intenso inspirado en movimientos de ballet. Mis restaurantes favoritos en Madrid son la terraza de Aarde y la del Florida Retiro. Y en Ibiza, Casa Jondal y La Escollera. El último regalo que he recibido ha sido un Renault Twizy, un coche eléctrico biplaza para poder moverme deprisa por Madrid y aparcar en cualquier sitio. El libro que tengo en la mesilla es Señora de rojo sobre fondo gris, de Miguel Delibes. Me está pareciendo precioso. Y siempre tengo a mano Modos de ver de John Berger, que releo a menudo. El viaje que no olvidaré es el que hice a St. Barth, una isla sofisticada a la que volvería mil veces. Mi ciudad favorita es Hong Kong, por su arquitectura, su gastronomía y su apuesta por el arte. Nada me puede hacer más feliz que visitar H Queens [edificio de 24 plantas que se ha convertido en el hub del arte contemporáneo de Asia; o almorzar en el Spring Moon del Hotel Peninsula. En mi despensa siempre hayquesos de Poncelet, vino blanco de Ossian y miel de manuka de Activist que compro en el spa urbano Six Harmonies de Madrid.